Cultura

Conmemoran centenario de Taibo I con homenaje con el evento “Parando las aguas del olvido”

La 37ª edición de la Semana Negra de Gijón inicio este viernes añadiendo una carpa más para los encuentros literarios, con la presencia de 250 autoras y autores, muchos de ellos mexicanos, y con una multitud de propuestas que tendrán como hilo conductor el espíritu reivindicativo y las señas de identidad del festival cultural, con la bandera de los derechos humanos como pilar fundamental.

El certamen literario rendirá un reconocimiento a Paco Ignacio Taibo I para celebrar el centenario de su nacimiento. Con el título de “Parando las aguas del olvido”, su hijo y director del Fondo de Cultura Económica de México, Paco Ignacio Taibo II; el escritor mexicano Fritz Glockner y el ex director del certamen, Ángel de la Calle, sostendrán un diálogo para homenajear al escritor, gastrónomo, historiador, dramaturgo y periodista hispano-mexicano.

También rendirá su propio y sentido homenaje a Julio Cortázar en el 110 aniversario de su nacimiento, y lo hará de la mano de nombres como Olga Lobo, Juan Cruz, Jesús Marchamalo y Javier Serena y además será reconocido Juan Carlos Onetti, cuando se cumplen 30 años de su muerte, en este caso, con la presencia de Hortensia Campanella, presidenta de la Fundación Mario Benedetti y amiga personal de Onetti.

Particularmente especial será el homenaje a uno de los poetas más destacados de la literatura española del siglo XX y uno de los principales exponentes de la Generación del 98 para conmemorar el 85 aniversario de la muerte de Antonio Machado y lo hará con una conferencia pintada, “Yo voy soñando caminos”, de la mano de la artista Leticia Ruifernández.

La vocación que mantiene el certamen desde sus orígenes de construir una gran fiesta popular en torno a la literatura que, además, hermane a esta con otros lenguajes artísticos como la música, el cine o la fotografía, sigue dándose la mano con la fiesta, el ocio y los diferentes lenguajes de los que se sirve la narración para explicarse. Y, como siempre, todo ello frente al mar, con muchos de los mejores creadores y artistas del mundo, entre y con la gente.

La Semana Negra de Gijón también estrena director. El escritor y periodista asturiano Miguel Barrero, quien ha ganado el Prix International de Littérature de la Fondation Antonio Machado, el Rodolfo Walsh a la Mejor obra de no ficción de género negro de la Semana Negra por “La tinta del calamar” y el María Elvira Muñiz al fomento de la lectura, toma la batuta este 2024.

Además de los mexicanos Paco Taibo II y de Fritz Glockner, Latinoamérica estará presente los siguientes días en Gijón, norte español, con la presencia del cubano Leonardo Padura, que vuelve un año más desde la isla caribeña para charlar sobre su obra con el público. También estarán el nicaragüense Sergio Ramírez, el peruano Diego Trelles, Guillermo Roz y Juan Pablo de Luca de Argentina, los uruguayos Rafael Massa, Mercedes Rosende y Hortensia Campanella y el mexicano Eduardo Ruiz Sosa.

El pistoletazo de salida tiene este año un sabor muy asturiano. Tras el corte de cinta, se inauguró la trigésima séptima edición con el cantautor, productor musical y productor de cine Víctor Manuel, quien nació en la localidad asturiana de Mieres y quien habló de su relación con la canción “Asturias” a partir del documental “Asturias, el viaje de una canción”, de José Braña y Chus Neira, que se proyectó a continuación.

El cartel anunciador de la 37 Semana Negra, siguiendo la tradición de que un año lo realice un artista extranjero y el siguiente uno español, es obra del dibujante Edmond Baudoin. Viejo conocido del festival, es uno de los principales referentes del cómic que se realiza en la vieja Europa, considerado como uno de los principales de la novela gráfica.

Su dominio de la plástica y el elevado compromiso social de sus obras le han convertido por derecho propio en uno de los máximos exponentes actuales del noveno arte. Para la Semana Negra, Baudoin ha utilizado una de las señas de identidad de la ciudad: la madre del emigrante, obra de Ramón Muriedas e icono de Gijón, despidiendo a su hijo. El artista galo vuelve a poner el foco en la situación de tantos otros hijos, tantas personas desplazadas y refugiadas sin nombre.

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