18 obras de arte que tienes que ver al menos una vez en tu vida

En el mundo existen cientas de obras de arte que han marcado un periodo de la historia y son el reflejo de una época. También son sinónimo de lo que ocurría en cada momento dentro de la historia.
Algunas de ellas son esenciales no solo para conocer el trabajo de un artista en específico, sino para entender la evolución de la creatividad humana. Conoce estas obras de arte que son un referente en el mundo y que tienes que ver al menos una vez en la vida.
¿Qué se entiende por obra de arte?
Una obra de arte es una creación que expresa una idea, emoción, concepto o estética a través de un medio artístico, como la pintura, la escultura, la música, la literatura, el cine, la danza, entre otros. Se distingue por su capacidad de provocar una reflexión, una respuesta emocional o intelectual en el espectador, más allá de su simple funcionalidad.
Las obras de arte pueden tener diferentes propósitos y significados, dependiendo de la intención del artista y del contexto cultural en el que se inserten. A lo largo de la historia, el concepto de lo que constituye una “obra de arte” ha evolucionado y ha sido objeto de debate. Algunos aspectos clave que suelen considerarse son la creatividad, la originalidad, la técnica y la capacidad de comunicar algo único o profundo.
A lo largo de la historia se han creado incontables obras de arte que trascienden las épocas y se instauran como un referente del pensamiento, la creatividad y la sensibilidad humana. Vamos a repasar algunas de ellas.
Vincent Van Gogh
En el MoMA en Nueva York, se encuentra esta obra de arte que representa la vista desde la ventana de la habitación del pintor durante su estancia en un asilo psiquiátrico. La noche era una preocupación constante para el artista que le escribió a su hermana: “A menudo, me parece que la noche tiene aún más colores que el día”. La pintura se ha convertido en uno de los emblemas del movimiento impresionista.
Leonardo da Vinci
Considerada una de las grandes joyas del museo Louvre, en París, y una de las obras de arte más misteriosas del mundo. La técnica con la que fue pintada ha sido estudiada en múltiples ocasiones por los efectos ópticos en los ojos y su sonrisa vacilante. Además, ha sido sujeta a grandes polémicas, como su rapto a principios del siglo XX.
Diego Rivera
Este mural de Diego Rivera se ubica actualmente en el Museo Diego Rivera, aunque originalmente se encontraba en el Hotel El Prado. En esta obra Diego Rivera se retrata a sí mismo como niño mientras pasea por la Alameda Central de la Ciudad de México, uno de los sitios más emblemáticos de la capital mexicana. Al muralista lo acompañan más de una centena de personajes fundamentales de la historia mexicana.
Destaca en el centro una Catrina o Calavera garbancera, creación del caricaturista José Guadalupe Posada, quien aparece a la derecha del mural. A la izquierda, al lado de la Catrina, aparece Frida Kahlo.
Pablo Picasso
Creado en respuesta al bombardeo de la pequeña ciudad vasca (Guernica) por la aviación alemana e italiana. En la década de 1940 con la instauración de la dictadura militar del general Franco, Picasso pidió que el cuadro fuese custodiado por el MoMA en Nueva York, con la condición de que fuera devuelto a España cuando volviese al país la democracia, lo cual ocurrió en 1981 donde se expuso al público primero en el casón del Buen Retiro, y desde 1992, se encuentra en el Museo Reina Sofía de Madrid.
Claude Monet
Es una serie de pinturas de aproximadamente 250 obras, con representaciones del Jardín de Giverny, donde se instaló Monet con su familia en 1890. Los cuadros intentan capturar la belleza de la naturaleza y sus sutiles cambios. Cada uno debían quedar suspendidos (dentro de una estancia circular) para que crean el efecto del transcurso de un día o el de las cuatro estaciones. En el Museo de la Orangerie en París, se encuentran colocados de esta manera, pero alrededor del mundo varios museos lo incluyeron en sus colecciones.
José Clemente Orozco
Este mural se encuentra en la Casa de los Azulejos, en la CDMX. Es una de las piezas más representativas de Orozco, y, al igual que otras de sus obras, se caracteriza por su estilo expresionista y por el tratamiento simbólico de los temas que aborda. La obra es una reflexión profunda sobre la ciencia, la sabiduría humana, y las consecuencias de estos avances en la sociedad. La mujer está puesta al centro de la obra, haciéndola resaltar como dadora de conocimiento, el mayor de todos: la vida.
José Guadalupe Posada
La Catrina es una de las obras más icónicas del artista mexicano José Guadalupe Posada. Esta figura, también conocida como “La Calavera Garbancera”, fue creada por Posada alrededor de 1913, aunque otras fuentes dicen que pudo haber sido entre 1910 y 1912. Este grabado se ha convertido en un símbolo fundamental de la cultura mexicana, especialmente en el contexto de la celebración del Día de Muertos. Las catrinas que Posada dibujó a lo largo de su carrera, eran una burla de las personas de la clase alta durante la época del Porfiriato, con atuendos extravagantes.
Remedios Varo
Esta fue la última obra que pintó Remedios Varo antes de morir, en 1963. En este cuadro todo gira en torno a una vela en el centro de una mesa. Alrededor de ella, orbitan platos y frutas, así como los planetas giran en torno al sol. La pintura se exhibe también en el Museo de Arte Moderno, en la Ciudad de México.
Salvador Dalí
La persistencia de la memoria es una de las obras más famosas del pintor surrealista español Salvador Dalí, y es conocida por sus relojes derretidos y su peculiar representación del tiempo. La pintura es de tamaño relativamente pequeño, con unas dimensiones de 24 cm x 33 cm y se inspira en varios conceptos filosóficos y científicos de la época. Dalí estaba profundamente influenciado por la teoría de la relatividad de Albert Einstein, que desafió las nociones clásicas del tiempo y el espacio. Esta obra refleja esa idea de que el tiempo no es constante, sino relativo y flexible.
Frida Kahlo
Este autorretrato doble de la artista, es uno de los cuadros más famosos por la pintora mexicana. La imagen duplicada demuestra la dualidad de Frida al ser una imagen duplicada de sí misma a manera de espejo. Tomada de la mano, pero con diferente vestimenta, ambas figuras se encuentran sentadas sobre un banco verde tejido y estar conectadas por una vena a corazón abierto. Esta obra de arte puede admirarse en el Museo de Arte Moderno, en la Ciudad de México.
David Alfaro Siqueiros
La vida del muralista mexicano estuvo plagada de excentricidades. Por ejemplo, una de ellas fue cuando, en 1937, viajó a España para combatir en la Guerra Civil, como Teniente Coronel de las brigadas 46 y 47 del octavo ejército republicano que luchaba encarnizadamente contra el fascismo. Fruto de esta aventura es su icónico autorretrato llamado El Coronelazo, que busca decir que el fin último del hombre es la búsqueda de la libertad política.
Rufino Tamayo
Dualidad es una creación que nació como un encargo para la inauguración del Museo Nacional de Antropología en 1964. Tamayo retomó la dualidad prehispánica que da orden y sentido al Universo, y para ello se inspiró en el mito cosmogónico que enfrenta a Quetzalcóatl (representado como una serpiente emplumada) y Tezcatlipoca (un jaguar). En este mural, el artista oaxaqueño sintetizó el pensamiento prehispánico en una interpretación moderna que se alineó con el discurso oficial de la recuperación de las raíces nacionales durante la década de los 60.
Leonora Carrington
Carrington fue una de las artistas que más destacó en el siglo XX. Además de su obra pictórica, también encontramos escultura, grabado, vestuario, cuento, novela y obras de teatro, casi todo ello enmarcado en el surrealismo. En Laberinto, la artista de origen inglés explora una de las constantes de su obra: los mundos oníricos, las criaturas fantásticas y las atmósferas enrarecidas.
Francisco de Goya
Esta obra es parte de una serie de pinturas conocidas como las “pinturas negras”, que Goya pintó directamente sobre las paredes de su casa, la Quinta del Sordo, en Madrid. El Aquelarre representa una escena oscura y perturbadora relacionada con la brujería. En la pintura, se muestra a un grupo de brujas en un ritual alrededor de un gran macho cabrío (que representa al diablo), mientras una figura humana, probablemente una joven, está siendo ofrecida como sacrificio. La pintura tiene un tono sombrío, usando colores oscuros y un contraste dramático de luces y sombras. El estilo de Goya en esta serie es más expresionista y angustiante, mostrando la influencia de las tensiones políticas y sociales de la España del momento.
Miguel Ángel
En la parte central de la bóveda del techo de la Capilla Sixtina, en la Ciudad del Vaticano, se encuentra esta obra de arte que es fundamental para la fe católica. Aunque existe una teoría de que Miguel Ángel habría pintado alrededor de la figura de Dios un bosquejo anatómico del cerebro humano. Esta no sería la primera vez que el artista coloca discretamente su conocimiento científico en sus obras.
Sandro Botticelli
Esta pintura es mítica, tanto por la historia detrás como por su proceso creativo. El cuadro fue pintado de acuerdo con el método de témpera, que a pesar de los siglos que nos separan de su creación conserva su belleza. Su delicadeza es tal, que a primera vista pocos notan la desproporción del cuello de la diosa emergiendo en el mar. Para admirar esta obra de arte a detalle, la puedes disfrutar en la Galería de los Uffizi en Florencia.
Diego Velázquez
Es una de las obras de arte más analizadas en el mundo del arte. La obra gira en torno a la infanta Margarita de Austria, rodeada por sus sirvientes, las meninas, aunque la pintura representa también otros personajes como el rey Felipe IV y su esposa Mariana de Austria. Lo interesante del cuadro es que está pintado a modo de reflejo y en ella, se descubren muchos detalles que no se aprecian a primera vista, por lo que puedes descubrirlas en el Museo del Prado de Madrid.
Johannes Vermeer
Considerada la Mona Lisa del norte de Europa, esta pintura ha sido uno de los grandes misterios del mundo del arte. La posición del retrato y el pendiente de perla que destaca en su vestimenta. La obra ubicada en el Museo Mauritshuis, en los Países Bajos, se pudo quedar en el olvido si no hubiera sido comprada a principios del siglo XX, en una subasta por solo unos pocos florines.
Gustav Klimt
Este cuadro es quizás el himno más hermoso para el amor de la historia. Esto le valió ser comprado incluso antes de ser completado por el Palacio Belvedere, por un precio faraónico en ese momento, incluso si es mínimo en comparación con el valor actual. La obra tiene un efecto singular por la pintura dorada que se empleó y crea un reflejo único en el resto de los colores. Déjate atrapar por su belleza en la Galería del Palacio de Belvedere Österreichische, en Austria.