Visita Seúl, una fusión de tradición y modernidad
Seúl, Corea del Sur.- Esta vibrante urbe no sólo es la capital de Corea del Sur, también lo es del K-Beauty, del K-Drama, del K-Pop y de otras tantas K-tendencias que se han encargado de imantar a viajeros de todo el orbe.
Es tanta la pasión de los surcoreanos por la cosmética, la moda y la tecnología que cada vez son más los trotamundos que hasta este destino llegan tratando de emular aspectos de su cultura y forma de vida.
La visita a sus palacios, templos y museos debe maridarse con el recorrido por sus mercados tradicionales, barrios hipsters y calles repletas de cuanto almacén venga a la mente.
A primera vista, Seúl fascina porque combina -en su justa medida- la publicidad en llamativas pantallas tridimensionales con el canto de las chicharras y el gusto que los lugareños tienen tanto por las fuentes como por organizar picnis en los parques que flanquean al río Hangang.
Una vez saboreada esa primera impresión llegan las ganas de devorar cada aspecto de esta ciudad.
El menú cultural se sirve en sitios como el Palacio Changdeokgung o el Palacio de Gyeongbokgung.
Hasta este último, que fuera el principal durante la dinastía Joseon, arriban quienes desean ver el cambio de guardia, pero también docenas de jóvenes entusiastas que portando algún bello hanbok -vestimenta tradicional coreana que se alquilan en varias tiendas- se toman las mil y una fotos del recuerdo.
Para conocer un poco más sobre la Seúl de antaño, vale la pena asomarse -en silencio y respetuosamente- a la Bukchon Hanok Village, un fotogénico barrio residencial repleto de hanoks (tradicionales casas coreanas).
Más aspectos religiosos y culturales se observan en el Templo Jogyesa y en el Museo Nacional de Corea, pero para empaparse de la llamada K-Culture hay que deambular por barrios como el moderno Seongsu-dong, en donde locales y extranjeros hacen largas filas afuera de las pop-up stores, tiendas que venden comida, ropa y otros artículos, y que suelen durar de una a tres semanas.
Una de las estrellas de la zona es DIOR Seongsu, cuyo éxito la ha convertido en una codiciada concept store.
En el área también es evidente la fascinación que los lugareños tienen con el K-Cafe, basta con ir a GRANDPA FACTORY Café o a NUDAKE Seongsu para ver que las cafeterías son sitios en los que además de servir aromáticas e instagrameables bebidas, se exponen esculturas y otras manifestaciones artísticas.
El K-Shopping también se puede realizar en la zona de Insadong, donde es difícil elegir entre dulces confeccionados a mano en puestos callejeros o ropa y souvenirs a buen precio. De igual forma son imperdibles las compras en el área de Myeongdong, donde marcas internacionales se abren paso entre el boom de los cosméticos coreanos.
Momento… el K-Beauty merece un punto y aparte.
Sucede que la industria cosmética es tan poderosa, que viajeros amantes del skincare han hecho de los múltiples establecimientos de Olive Young y del Coreana Cosmetics Museum su meca; y también buscan tratamientos exclusivos como los que brinda el Spa del Four Seasons Seoul en sinergia con reconocidas firmas como la vegana Talitha Koum.
Otro de los factores que han puesto en el radar turístico a este interesante país asiático son las K-Productions tanto por filmes como Parásitos, que en 2020 ganó el Óscar a la Mejor Película, como por series ultravistas en una famosa plataforma, baste de gran ejemplo, El Juego del Calamar.
Pero, sin duda, K-Dramas como La Reina de las Lágrimas, por mencionar sólo uno, atraen hordas de jóvenes y románticos trotamundos.
La K-Literature no se queda atrás, especialmente cuando Han Kang, escritora surcoreana, recién ganó el Premio Nobel de Literatura 2024.
Los amantes de las letras y de tomarse fotos en uno de los spots que más se han viralizado en las redes sociales deben ir a la Starfield Library, ubicada dentro del Starfield Coex Mall, en el distrito de Gangnam-gu, sí, el mismo donde se halla la escultura de unas gigantescas manos que recuerdan a la famosa coreografía del Gangnam Style.
Corea del Sur está en boga y el término Hallyu, que significa “ola coreana”, describe el furor que jóvenes de todas partes del mundo están experimentando por la K-Cultura del destino.
Hay que subrayar que artistas surcoreanos del K-Pop, como BTS, se han convertido en auténticos embajadores turísticos.
Sin duda, esta ola coreana está bañando a la industria turística y cultural del mundo y, los viajeros mexicanos se dejan salpicar con un extremo K-Gusto.