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El espectáculo en pandemia: un año sin luces ni aplausos

A vendor (L) demonstrates the sterilisation process with an ultraviolet light device on cinema theatre seats in Bangalore on October 8, 2020 as cinemas prepare to reopen on October 15 at 50 percent seating capacity after closing due to the Covid-19 coronavirus pandemic. (Photo by Manjunath Kiran / AFP) (Photo by MANJUNATH KIRAN/AFP via Getty Images)

Cuando el 20 marzo comenzó a regir el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO), el cual quedó establecido a través del Decreto N°297/20, todavía era difícil pensar que la flexibilización de las medidas para prevenir los contagios de Covid-19 en Ciudad de Buenos Aires llegaría recién hacia fin de año.

En ese entonces, la incertidumbre ganaba terreno y solo se podía especular con una idea de futuro que, aunque imprecisa, portaba una premisa ineludible: la economía a nivel nacional sufriría un golpe en seco que la dejaría contra las cuerdas. La actividad teatral no estuvo exenta del paso violento de una pandemia que, todavía vigente, arremetió contra la salud pública, cobrándose más de 40.000 vidas en Argentina y dejando sin fuente de ingreso a innumerable cantidad de trabajadores.

 Y a pesar de que en diciembre las marquesinas volvieron a brillar y se espera una temporada en la costa atlántica colmada de representaciones artísticas, la “nueva normalidad” apenas está en pañales y todavía necesita más tiempo para empezar a caminar.

El productor Carlos Rottemberg había dado por terminado el año en marzo. En un audio que rápidamente se viralizó, supo hacer un análisis que dividió en tres etapas en base a su experiencia de 2009 con la gripe A: en la fase uno hablaba de la clausura general debido a la cuarentena y en la fase dos de la reapertura paulatina, en donde la actividad teatral quedaría relegada. “Después viene la fase tres, donde nos lleva más o menos 3 meses enderezar el barco. Porque en el primero, una vez abierto, no más de un 20 o 30% de la gente que concurría habitualmente puede llegar. Después se necesita otro para seguir creciendo y un tercero para estabilizar”, decía en aquella grabación del primer trimestre. En la misma, también se aventuraba a mencionar al mes de octubre como una suerte de ensayo general de la temporada 2021. Finalmente, la reapertura llegó un mes después, pero sus estimaciones prematuras fueron acertadas.

“La gran preocupación pasará por los intérpretes, técnicos, directores y autores. Ahí estará el problema mayor porque no pertenecen a los staffs de las salas, y no solamente se cayeron los contratos en vigencia, sino que se detuvieron todos los proyectos del año”, decía Rottemberg en aquel audio de marzo. Ahora, en diálogo con Ámbito, la Asociación Argentina de Actores (AAA) repasó el recorrido durante el confinamiento: “El balance del año de toda la actividad teatral, comercial e independiente ha sido negativo. Especialmente para actrices y actores, que con una relación laboral discontinua soportaron una situación de cesantía de hecho desde el comienzo del ASPO, sin ser beneficiarios de ATP como lo pueden ser otros trabajadores de planta permanente de la actividad. Esta situación es aún mucho más grave en el sector independiente”. Por otro lado, desde la institución explicaron que las salas, si bien soportan la grave situación que provoca la nula venta de entradas, aún cuentan con subsidios.

“Los proyectos canalizados a través de Streaming resultan insuficientes para considerarlos como una salida laboral de reemplazo de lo que es la cantidad de funciones que se producen normalmente en CABA y en las provincias”, agregaron. A su vez, detallaron que, en épocas normales, se inscriben en el sindicato un promedio de 1400 cooperativas en el año: “Se calcula que este 2020 se perdieron 4000 puestos de trabajo en el teatro independiente. Las pocas cooperativas que se asociaron lo hicieron para realizar obras vía web o para solicitar subsidios de producción”. Por otro lado, en una nota de opinión para Télam del 30 de noviembre, Gustavo Uano, director ejecutivo del Instituto Nacional del Teatro (INT), habló de la complejidad de las circunstancias. “Han sido 9 meses muy difíciles. Alejados de los escenarios, sin poder ejercitar nuestra pasión, sin poder ensayar con nuestros elencos o compañías y, lo que es mucho peor, privados de la presencia del espectador, ese partener irremplazable que nos completa con sus aplausos”, advirtió.

Sin embargo, Uano consideró que la respuesta del Estado nacional ante la crisis sanitaria había sido extraordinaria: “Asistimos con orgullo al acompañamiento resiliente (…) de un Gobierno que ratifica que la Cultura es una prioridad, a pesar de la emergencia pandémica, otorgándole un aumento presupuestario histórico al INT de $91 millones de pesos para atender la creciente demanda”. Pero consultado por Ámbito, Rottemberg advirtió que hay que seguir mirando el circuito independiente, ya que la situación de las salas más pequeñas continúa siendo preocupante. Y desde Actores explicaron que, para incentivar la industria, la mayor y más difícil tarea es la de garantizar la seguridad sanitaria. “Esto depende en gran parte del Estado pero también de la responsabilidad empresarial. Para poner en marcha la rueda tendremos que transcurrir la temporada sin lamentar contagios y casos graves. De lo contrario sería un retroceso enorme para el incentivo de la actividad”, indicaron.

Las producciones audiovisuales

Tanto actores y actrices como autores, guionistas, directores, técnicos, maquilladores y escenógrafos, entre otros, perdieron su fuente de trabajo debido al cese de la actividad teatral; pero también por las restricciones que impidieron la realización de otras expresiones artísticas como la animación de eventos, la docencia presencial o la participación en ciertas producciones audiovisuales. Tal como explicó Raul Slonimsky de Kuarzo Entertainment Argentina a Ámbito, durante los primeros meses de pandemia tuvieron que adaptarse y enfrentarse a nuevos desafíos: “Algunos proyectos, como las ficciones, hubo que posponerlos hasta que se pudo volver a grabar y otros rediseñarlos para poder adaptarlos a los nuevos protocolos”.

A su vez, detalló que hicieron una inversión para adecuar la empresa a la nueva normalidad, y que el comienzo de la pandemia generó principalmente menos ingresos y aumento de costos, aunque al principio recibieron mucha ayuda del Estado. “Muchos programas pudimos adaptarlos gracias a la tecnología, lograr que nuestros conductores sigan haciendo su trabajo desde su casa y así mantenerlos al aire. En otros casos, nos tocó modificarlos para que haya menos circulación de gente en los estudios y mantener los formatos en su esencia. El balance de estos meses es positivo, no tuvimos que dar de baja ningún ciclo salvo Cuestión de Peso porque los participantes eran grupo de riesgo”, concluyó.

Los tires y aflojes de la vuelta del teatro

Pero mientras en los estudios de televisión el panorama laboral era más prolífico, aunque la polémica se instalaba cada vez que un famoso comunicaba que se había contagiado luego de participar en algún ciclo, los telones continuaban acumulando polvo. Sin embargo, cuando el viernes 6 de noviembre el presidente Alberto Fernández anunció el fin del aislamiento obligatorio, se especulaba con que los teatros del circuito porteño volverían a abrir sus puertas y que el retorno del público a las salas formaría parte del paquete de medidas a anunciar. Ante la negativa, el lunes 9 se montó un escenario sobre la avenida Corrientes a la altura de la calle Libertad. Allí, Flavio Mendoza, Laura Fidalgo, Carmen Barbieri y Luis Brandoni, entre otros, marcharon para pedir la reapertura inmediata. En simultáneo, se desarrolló un encuentro en el Centro Cultural Kirchner con la participación de funcionarios de la Secretaría General de Presidencia, el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Salud y el Ministerio de Trabajo de la Nación, junto a miembros de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y Musicales (AADET) y la Asociación Argentina de Actores.

Minutos después, llegaron las buenas noticias: “Se confirmó el regreso de la actividad teatral y musical con público presencial en salas de espectáculos. La Jefatura de Gabinete de la Nación inicia la aprobación de las solicitudes de habilitaciones que presenten las jurisdicciones, con el compromiso de agilizar el regreso”, adelantó un tweet del Multiteatro Comafi. Finalmente, la Decisión Administrativa N° 2045/20 se publicó el viernes 13 en el Boletín Oficial, mismo día en el que El acompañamiento, con Luis Brandoni y David Di Napoli, y Un estreno o un velorio, con Flavio Mendoza, Carmen Barbieri, Georgina Barbarossa, Nicolás Scarpino y Raúl Lavié dieron sala después de una ardua espera. Y con los nuevos protocolos de distanciamiento, sanidad, limpieza y ventilación; los personajes cobraron vida en escena y hubo un público listo para aplaudirlos.

La temporada teatral de verano

Respecto de la temporada, Actores explicó que si bien han trabajado en forma conjunta con el sector empresarial para adaptar las condiciones sin resignar derechos laborales, el panorama es poco alentador. “Seguramente será una temporada a la baja por la restricciones que impone el aforo limitado y también el efecto natural del miedo a concurrir a espacios cerrados. La actividad al aire libre será sin duda la que tenga mayor éxito, pero no hay cantidad de espacios que reemplacen la que se desarrolla normalmente en temporada estival”, sentenciaron. Asimismo, advirtieron que el mayor desafío es garantizar la vuelta sin poner en riesgo la salud y la vida de nadie, y por eso el sindicato trabajó en la confección de protocolos junto al Estado y los empresarios y responsables de salas de teatro independiente, para alentar el regreso seguro en la medida que se vaya permitiendo la apertura y aumentando el aforo.

Por último, respecto de las predicciones hacia un futuro inmediato, Rottemberg explicó que se trata de ir haciendo girar una rueda para tratar de hipotecar en menos el año que viene. “Esto va a ser un retorno paulatino, cada vez se van a ir sumando más espectáculos y así la vamos llevando hasta que llegue lo que se llama la nueva normalidad”, advirtió, y agregó: “Hay unos seis meses del 2021 que van a ser para seguir creciendo, hasta llegar a una segunda parte del año un poco más acomodada”. Por eso, mientras las salas logran adecuarse a los protocolos y se agregan obras a la cartelera, se observa un incremento de público lento pero sostenido que de a poco irá ajustando un mecanismo que se paró de forma abrupta el 20 de marzo. Ahora solo resta esperar que, luego de este apagón sorpresivo, las luces vuelvan a encenderse para comenzar a iluminar todos los escenarios del país y que las historias tomen vida una función a la vez.